Josefa Diaz Fernandez "Pepa Oro" |
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Josefa Diaz Fernandez "Pepa Oro" nació en la calle Mirador,17 el 29 de enero de 1871 a las dos de la madrugada y bautizada el 2 de febrero del mismo año por D. Sebastian Caralla -cura Teniente de la Parroquia del Sagrario- con el nombre de Maria Josefa Diaz Fernandez hija de Francisco Díaz García"Paco de Oro" -viudo-, natural de Cadiz y de Agustina Fernández Fernández "La Bizca"-soltera- y natural de San Fernando, siendo sus padrinos José Lopez y Carlota Campos. Pepa de Oro, bailaora más que cantaora, desde jovencita acompañó a su padre en las temporadas taurinas de Hispanoamérica. Allí conoció y absorbió el cante de la milonga y le aportó su sello personal, injertándole el compás del tango; y a ella se le debe la creación de la milonga flamenca. Desde el punto de vista musical, resulta interesante el aflamencamiento de una música foránea manteniendo, sin embargo, el ritmo originario y el acento primigenio. Lo que hoy se denomina arreglo musical ya lo hacían los cantaores flamencos del siglo XIX con los aires folklóricos hispanoamericanos en los que se basaron para crear los cantes que se han dado en llamar de ida y vuelta: milongas, guajiras, vidalitas, etc. Pepa de Oro fue figura popularisima en los cafés cantante de Jerez, Cádiz, Málaga, Sevilla, Madrid… En 1885 se encontraba ya en plena actividad artística en el jerezano Café de Caviedes, obteniendo grandes aplausos de los aficionados que llenaban noche tras noche, los cafés cantante. Fue una gitana del gaditano barrio de Santa María, de gran belleza y de singular empaque, con una larga cabellera, con la piel de un bello color moreno oro; sus ojos melosos hablaban más que por su lengua y fue fumadora de puros. Heredó el apodo de su padre, Pepa fue prima de los cantaores Gabriel Díaz Fernández "Macandé" y de Enriqueta Díaz "La Macaca", apodo que heredó de su marido Miguel Cruz, Macaco, gran cantaor. Pepa de Oro, en su juventud se casó con un banderillero, quedó viuda y posteriormente, contrajo matrimonio con Esteban de Jerez, del que tuvo que separarse por "borde" según comentaba María Baena Díaz, esposa que fue del cantaor Antonio Díaz Soto "El Flecha". Por último convivió con un cantaor sevillano apodado El Macareno. Ambos pusieron una pensión en la calle Núñez de Arce en Madrid. Pasados algunos año, ella decidió venirse a su Cádiz natal; ya no cantaba y andaba económicamente mal. Falleció en la calle Mirador, 13 de Cadiz el 18 de marzo de 1918 con 47 años